Tania y Rafa, de Singapur al Palacio de la Concepción

Normalmente el blog lo escribimos nosotros, hoy queremos celebrar el aniversario de Tania y Rafa con las fotografías de Nuria ( Rafer) y con las palabras que nos escribió la novia, qué mejor manera de contar tu boda que en primera persona verdad????

Una semana después de la pedida de mano en Singapur llegamos a España aprovechando las Navidades para preparar la boda. Sin ninguna decisión tomada, aún digiriendo el momento, no teníamos un lugar escogido o un estilo de vestido de novia que supiera que sería mi vestido, solo sabíamos la fecha, 6 de septiembre y teníamos quince días para lograr cerrarlo todo antes de volver a Singapur. 

Después de varias visitas a diferentes lugares encontramos el Palacio de la Concepción que nos ofrecía lo que buscábamos, un lugar precioso, con unas vistas impresionantes sobre Gijón.




La búsqueda del vestido de novia fue algo más difícil, con un jetlag encima que no se iba, no me veía guapa con nada, así que en más de una ocasión salí llorando pensando que no iba a encontrar mi vestido y se me acababa el tiempo. Había decidido ir a mirarlo con varias personas (amigas, hermana…) y nada; así que una mañana con más ánimo, y menos pálida, salí sola con mi madre y unas horas después tenía mi vestido de novia en Rosa Clará




La fotógrafa de nuestra boda sería Nuria, de Rafer. Ella había fotografiado a muchísimas de mis amigas, incluso las comuniones en mi casa y no había lugar a dudas… Por suerte tenía esa fecha disponible y cuando nos reunimos los tres todos teníamos la misma idea de lo que queríamos, unas fotos elegantes, en movimiento, con nuestros invitados, y que el posado no nos robara el tiempo de cóctel con ellos…   



La temática de nuestra boda siempre supimos que serían los viajes, es algo que nos ha marcado como pareja, en nuestra relación a distancia, y ahora en nuestra vida en común en Singapur, así pues todo lo que fue formando parte de la boda fue escogido en base a esto.  
Las invitaciones de boda fueron sencillas pero con el toque viajero y vintage, hechas por Fashion Bodas, con multitud de sellos en el sobre. Nosotros estábamos muy lejos y era muy adecuado que la gente recibiera una invitación que simulara venir de muy muy lejos…  
Aunque los invitados iban a recibir las tradicionales invitaciones también creamos una página web a través de Zankyou para mantenerlos informados del sitio, la hora, nos podían hacer regalos a través de la web e incluso pedir canciones y en fin, que todo el mundo pudiera participar en ese día… 

Con respecto a la decoración del lugar, desde el primer minuto que entré en Vintage Bodas en Mieres supe que había llegado al sitio adecuado (y mi marido también, me estaba leyendo la mente antes de entrar por la puerta, sabiendo que todo lo que tenía en la cabeza lo tenía delante), Marta y su equipo hicieron realidad todo lo que había imaginado y decoró todo el Palacio con maletas, globos terráqueos, máquinas de escribir, colocó lle-llés para las invitadas (un exitazo por cierto), nos puso en contacto con el DJ, también con el Maestro de Ceremonias (que nos casaría en el jardín del Palacio) y nos lo pusieron todo realmente fácil. 

Una de las personas con las que me reuní durante los días que estuve en España fue con Paula de Tocados Le Touquet. Había visto sus trabajos en Facebook, y enseguida me enamoré de ellos. Paula es una dulzura de persona y después de unos minutos con ella parece que la conoces de toda la vida. Quedamos en una cafetería en el centro y me mostró algunos de los diseños que tenía, son increíblemente ligeros y moldeables. Una vez escogido el diseño y los colores me preparó un boceto para que lo aprobase y cuando volviera en mayo tendría mi tocado. 



La decoración floral corrió a cargo de Flores Pando. Una visita a la floristería y tras cruzar varios emails unas semanas después teníamos claras las flores de nuestra boda, tanto del lugar de la ceremonia, en el jardín, como las mesas (una preciosidad de frascos de cristal con flores empolvadas) y mi ramo de novia. 


Los anillos de boda, de la Joyería La Perla de Oviedo, fueron de lo más tradicionales, y eso que al principio mi idea era otra, pero el chico que trabaja allí me explicó los pros y contras de todo lo que nos enseñaba y al final lo clásico triunfó sobre lo moderno. 

Mi padre, como padrino, regaló a los invitados una pequeña botella de sidra con oro dentro que compraron en Gustastur, en la Calle Pedro Duro de Gijón, y que personalizaron para nosotros las etiquetas de la botella; y para las mujeres escogimos un regalo ecológico, a través de la página regalosecology.com escogimos semillas de fresas salvajes y girasoles, que luego sus futuras dueñas plantarían en una pastilla de tierra dentro de una maceta biodegradable incluida en una caja de cartón, adornada con una lazada de rafia. 

En ambos regalos colgamos una tarjeta con un sello personalizado encargado a Quilez Stamps (realmente recomendable, muy detallistas). 
 Ya desde Singapur y con varios momentos DIY que tuve me dediqué a hacer el seating plan. Este se compuso de fotos de nuestros viajes, cada país visitado correspondería a una mesa. 
 Mi hermana se encargo de los regalos a los más peques, así que dándole un toque asiático, convirtió la gominolas en sushi infantil. 


Llegué a España otra vez diez días antes de la boda, entre hacerme las últimas pruebas del vestido, revisar la llegada de todos los pedidos o recopilar todas las canciones que nos habían solicitado por la web, por supuesto tuve tiempo de mimarme un poquito, la encargada de esto último fue Carolina de Centro de belleza y bienestar Carolina Herrero y sus maravillosos tratamientos que dejan la piel estupenda y muy relajada.  

Y llegó el gran día, y no podía haberme levantado de mejor humor, me casaba por la tarde y estaba realmente tranquila. Me levanté con calma, me fui a la peluquería donde Laura e Irene de R&M Peluquería me peinaron tal y como lo habíamos decidido unos meses antes y me colocaron el tocado.

Carolina volvió a ser la encargada de maquillarme y más tarde también ayudó a mi madre a abrochar los pequeños botoncitos que adornaban la espalda de mi vestido de novia. 

Los zapatos de novia los había comprado en Singapur, unos zapatos en color plata que harían juego con el tocado y el cinturón. Los pendientes, de Swaroski, fueron un regalo de mis antiguos compañeros de trabajo en España en mi despedida. 

Desde el principio pensé en llevar algo de mi abuela para que me acompañara ese día y no acababa de decidirme, así que una tarde con mi madre, y después de descartar algunas opciones, decidí llevar uno de sus collares de perlas pero a modo de pulsera. Mi madre fue la encargada de llevarlo a una joyería para que lo reconvirtieran en una pulsera de dos vueltas. 


Cuando Nuria llegó a casa a sacar fotos mientras me arreglaba no podía estar más feliz, creo que incluso caminaba dando pequeños saltitos de la buena energía que había en mi casa ese día. Y todo quedó reflejado en el objetivo. 

Lista para salir con un precioso coche antiguo regalo de mis amigas llegué al Palacio de la Concepción donde Marta me colocó a mi también unos lle-llés para evitar problemillas en el jardín. 

Contacté con mi amiga Bea ya que quería que hubiera gaiteros a nuestra llegada y también para amenizar el coctel, me envió Música Tradicional Asturiana para que decidiera y allí estaba ese día tocando en mi boda, me hizo mucha ilusión.  

Las dos peques que llevaban las flores llevaban dos vestiditos blancos que yo había comprado en Singapur a juego y que les quedaban ideales, poco recargados, y muy sencillitos para dos niñas muy pequeñitas. 



Al final la ceremonia, donde dijeron unas palabras nuestros amigos Angela y Pablo, Rafa tuvo la idea de hacer un selfie con todos los invitados con algo que ya era muy conocido en Singapur, el stick-selfie, y fue un momento muy simpático para todos. 




Tras esto nos quedamos solos con Nuria para hacernos las fotos juntos y fue muy divertido, para nada pesado y por fin podíamos estar un momento a solas mientras Nuria tomaba fotos, las posadas no nos costaron nada y las espontáneas demuestran lo mucho que nos reímos. 


Volvimos con nuestros invitados al coctel y Nuria siguió sacando fotos con todos ellos de manera natural, eso era lo que queríamos, no romper el ritmo de la gente. Por supuesto también nos hicimos los posados con todos y una general que Nuria imprimió mientras cenábamos y que se regaló al finalizar la cena, y que fue un exitazo! Todo el mundo buscándose en la foto!

El primer baile Fly me to the moon, estuvo adornado por multitud de globos con led que mi ya marido había encargado para decorar la pista. 

El photocall, en el que habíamos dejado sombreros vietnamitas, chinos, batines, sombrillas, todo ello traído de Singapur, creó una cola de gente pues todo el mundo quería llevarse el recuerdo de la foto vestido al estilo asiático, y ahí estaba Nuria imprimiendo más fotos de invitados con batines, sentados sobre maletas, y jugando con pai-pais chinos.  

El DJ , que como ya dije fue contactado también por Marta, de Vintage Bodas, amenizó perfectamente toda la boda de tal forma que al final nadie quería irse, ponía música a demanda de los invitados y con un trato estupendo. 

A las 5 de la madrugada se acababa la boda y los más rezagados nos despedimos del Palacio… Lástima que se pasara tan rápido!


Feliz Aniversario chicos y gracias por compartir vuestro día con nosotros!



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